martes, 2 de febrero de 2016

Cielo

<< Vivir viviendo en gerundio y sin cuidado >>


















Juro que puedo oír sus cabezas pensar 
"¿será este el día?¿y si no vuelve?¿que pasará?". 
Pobre muñeca rota.
En cualquier momento me pondré a ladrar. 
Si supieran, si entendieran... 
Me paro, aprieto los párpados y siempre lo obligo,
arrastro ese brillo de nuevo a su lugar. 
Sé ponerme en mi sitio, 
me rompo y me arreglo, 
me desordeno y ordeno sola. 
Así funciona.

No soy ninguna muñeca rota.
No hay ninguna princesa que rescatar.








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